martes, 30 de noviembre de 2010

LA RESERVA DE AZUL

Enseñanza N° 14


     El hombre debiera aspirar a lo genuino en vez de lo artificial. Hace mucho tiempo, no había cosas como mezcla de tierras o químicos para preparar pintura. Había sólo tres colores de tierra nativa: rojo, blanco y negro, que podían obtenerse solo en ciertos lugares.
El blanco cerca de la nieve; por eso el lago de esta cordillera se llama Mallowelfken: "lugar donde se encontraba mallo, la greda blanca". El negro cerca del mar, en el hierro natural descompuesto y el rojo, en los cerros del centro, donde crece el pellín, el palo colorado o arrayán, y todos los arbustos con flores rojas, como el chilko y el kopiwe. Cuando desearon hacer otros colores, los indios mezclaron jugos de plantas, pero se halló que esas tintas compuestas se decoloraban y siempre podía distinguirse cuando el rojo era genuino: el rojo hecho de ragko (arcilla tostada). Incluso cuando las papai (ancianas) comenzaron a agregarle raíces del relbún, ese rojo, aunque más brillante, ya parecía artificial: los makuñ (ponchos) de cacique de desteñían cuando un laku (abuelo) pasaba la manta con el mando a un joven de la cuarta generación. El más escaso de todos los colores era el azul: había que tener mucho poder para encontrar una piedra azul, un kallfukura (lapislázuli) lo suficientemente blanda para molerla con el jugo del hígado de un trapial (León de Chile). La gente de ahora recuerda a uno solo que tenía esa piedra-talismán y que pudo hacer un poncho de ese color: el cacique Kallfukura. El  azul lo protegía, tal como unos guardianes protegen la cantera invisible donde esta la piedra. Será por eso que dicen, nunca morirá y siempre estará volviendo a esa tierra; supo hacer alianza con los poderes del azul.
¿Por qué será que lo más escaso de este mundo es también lo más valioso y lo más difícil?.
Muchos pueden ser guerreros negros por que es el color que más abunda. Algunos ser buenos guerreros rojos; pero ser un guerrero azul ¿cuántos?.
Lo único que se son dos cosas: para lograr algo extraordinario como el longko Kallfukura, hay que dejar de hacer cosas ordinarias; y lo otro, es que para ser grande, hay que aspirar a ser genuino en todo: en el pensar, en los sentimientos, en las acciones. La mentira nos destiñe; repetir mecánicamente los pensamientos o las conductas de otros nos vuelve artificial...la imitación estúpida  hace perder  los colores propios del alma. Todo lo genuino, al final, nos viene de las gredas, de los primeros barros, de las primeras aguas. Todo lo genuino los traen las raíces. ¿Qué destino me pregunto yo, le podría esperar a un país que ya no aspira a lo genuino por que vendió su alma al puro color del dinero?.
El secreto de las mezclas de sus futuros colores lo van a tener que sacar de aquí, por que es la última Cordillera genuina del mundo que nos va quedando. Aquí todavía quedan barro y greda del origen, nunca trabajados por por el fuego. Solo aquí hay reserva de azul...


Del libro: Palabras mágicas para reencantar la tierra: "Ziley Mora P".